10 de septiembre de 2009

La FIFA avanza para prohibir expresiones religiosas en el Mundial de Sudafrica


La Federación Internacional de Fútbol sigue adelante en su meta de llegar a prohibir cualquier "exaltación pública de fe" de los jugadores en el Mundial de Suráfrica.

En la final de la pasada Copa Confederaciones los futbolistas brasileños liderados por Kaká oraron juntos en el campo tras imponerse en la final a Estados Unidos. Eso provocó las quejas del presidente de la Federación de Dinamarca, Jim Stjerne Hansen, que dijo que "la religión no tiene sitio en el fútbol".

Blatter recogió el guante y amonestó a Brasil, al que la FIFA ya había advertido por el mismo motivo tras conquistar el Mundial 2002, en Japón; también debido a las manifestaciones de fe de los numerosos jugadores evangélicos de la selección carioca.

Por ello, la FIFA trabaja para regular las manifestaciones religiosas de las estrellas para evitar lo que ella ve como problema. Se le ha criticado que coarte esta libertad de expresión, mientras no se preocupa –por ejemplo- del uso y publicidad de prendas y materiales deportivos fabricados por niños esclavos o con comercio injusto.

La FIFA no sólo estudia prohibir las oraciones públicas, sino que también se plantea evitar que los jugadores luzcan camisetas con mensajes de fe o religiosos. El más conocido es el "Yo creo en Jesús" o "Yo amo a Jesús", textos que todo el mundo pudo leer en las camisetas de todos los jugadores brasileños, liderados por Kaká, tras conquistar su último título, el pasado junio en Suráfrica tras ganar a los EEUU.

AFECTA A TODAS LAS CREENCIAS
La FIFA, evidentemente, no sólo se plantea reprimir las manifestaciones cristianas, sino que la medida afectará a todas las confesiones y credos. Los futbolistas musulmanes tampoco podrán rezar en los estadios de Suráfrica si la medida prospera en el próximo Mundial.

De momento le ha respondido La Iglesia brasileña Renacer, a la que pertenece Kaká, que ha respondido a la FIFA cuestionando que se sancione «el que cualquiera pueda mostrar su fe» y, sin embargo, «no prohíba la publicidad de empresas que emplean mano de obra esclava».

Y también el Vaticano. Eddio Constantini, el presidente de la Fundación Juan Pablo II, replicó que "Blatter y la federación de Dinamarca se equivocan. Es un error vaciar el fútbol de los valores éticos que la fe cristiana y la Iglesia católica defienden desde hace siglos. Espero que lo reconsideren". "Sólo una revolución capaz de formar atletas y hombres podrá restituir al deporte el significado auténtico que violencia, dopaje, racismo y dinero amenazan con quitarle", añade Constantini en un comunicado.

Si Blatter y la FIFA han encontrado oposición en el Vaticano, los musulmanes tampoco se lo va a poner fácil, sino más bien todo lo contrario. Y los futbolistas de una y otra religión parece que no están dispuestos a que se les recorte sin más razones el derecho a la expresión pública de su fe.

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